La Lauda di Francesco es la consecuencia lógica y artística del álbum L’infinitamente piccolo —obra del cantautor italiano Angelo Branduardi—, a raíz del enorme éxito obtenido desde su publicación en el año 2000. Este álbum, editado por la compañía discográfica EMI, se presentó ante el Papa Juan Pablo II y ante centenares de miles de jóvenes de todo el mundo en agosto del año 2000 en Roma. 

En escena: imágenes, formas y colores, se inspiran en los frescos de Giotto. Diálogos, vestidos y vestigios de épocas pasadas, distantes ya en el tiempo, adquieren en el escenario una sorprendente analogía con el presente. La Lauda se nos presenta como una obra estructurada en varios niveles, una serie de círculos concéntricos destinados a unir la pureza del teatro recitado, la eterna armonía de las formas de la danza y la profundidad de la música de Angelo Branduardi.

La Lauda es una composición poético-musical. Sus orígenes se remontan al Cántico, a través del cual, el sentimiento religioso descubre por primera vez el mundo de la naturaleza. La lauda dramática no es más que el fruto de una nueva ideología que guiará la transición de la Edad Media más tardía hacia los fundamentos de una nueva civilización. La religión se vuelve más humana, más próxima al hombre y para el hombre. En contraste con el debilitado poder de Roma, los herejes, las nuevas compañías y órdenes religiosas luchan por restituir la religión a los laicos, poniendo al alcance de todos las enseñanzas de la Palabra de Dios. Así pues, es natural que la Lauda nazca en la Umbría de San Francisco de Asís donde sus ejemplos y vivencias —que desempeñarán una gran influencia sobre la gente, obteniendo una inesperada popularidad— culminarán en su más alta consecuencia: La Divina Comedia de Dante.

La Lauda di Francesco aglutina todas estas expresiones artísticas, intercalándolas en un único contexto. Los bailarines cantan y recitan; los actores bailan, juegan y cantan. Un espectáculo profundo pero al mismo tiempo alegre, sugerente y emotivo, capaz de satisfacer y conmover al público hasta lo más hondo de su corazón.

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